En el centro de nuestra era tecnológica se hallan unas personas que se autodenominan hackers. Se
definen a sí mismos como personas que se dedican a programar de manera apasionada y creen que
es un deber para ellos compartir la información y elaborar software gratuito. No hay que
confundirlos con los crackers, los usuarios destructivos cuyo objetiuo es el de crear virus e
introducirse en otros sistemas: un hacker es un experto o un entusiasta de cualquier tipo que puede
dedicarse o no a la informática. En este sentido, la ética hacker es una nueva moral que desafía la
ética protestante del trabajo, tal como la expuso hace casi un siglo Max Weber en su obra clásica
La ética protrestante y el espíritu del capitalismo, y que está fundada en la laboriosidad diligente, la
aceptación de la rutina, el valor del dinero y la preocupación por la cuenta de resultados. Frente a la
moral presentada por Weber, la ética del trabajo para el hacker se funda en el valor de la
creatividad, y consiste en combinar la pasión con la libertad. El dinero deja de ser un valor en sí
mismo y el beneficio se cifra en metas como el valor social y el libre acceso, la transparencia y la
franqueza.
Este libro es una invitación a recorrer las cuestiones fundamentales sobre la vida en la sociedad de
la información, a emprender un viaje lleno de sorpresas que nos ayudará a orientar nuestras vidas
hacia nuevas y apasionantes perspectivas.
Una ética del trabajo para el nuevo milenio
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